sábado, 12 de febrero de 2011

Cierta vez, los animales decidieron hacer algo para afrontar los problemas del "mundo nuevo", y organizaron una escuela. Adoptaron un currículo de actividades consistentes en correr, trepar, nadar y volar.  Y para que fuera más fácil de enseñar, todos los animales se
inscribieron en todas las asignaturas.
El pato era un estudiante sobresaliente en la asignatura natación, de hecho superior a su maestro.
Obtuvo un suficiente en vuelo, pero en carrera resultó muy deficiente.
 Como era de aprendizaje lento en carrera tuvo que quedarse en la escuela después de la hora y abandonar la natación.
Pero la medianía se aceptaba en la escuela, de manera que a nadie le preocupó lo sucedido, salvo como es natural, al pato.
La liebre comenzó el curso como el alumno más distinguido en carrera, pero sufrió un colapso nervioso por exceso de trabajo en natación.
La ardilla era sobresaliente en trepamiento, hasta que manifestó un síndrome de frustración en la clase de vuelo, donde su maestro le hacía comenzar desde el suelo, en vez de hacerlo desde la cima del árbol.
 Por último se enfermó de calambres  por exceso de esfuerzo, y entonces la clasificaron con "6" en trepamiento y con "4" en carrera.
El águila era un "chico problema", y recibió muchas malas notas en conducta. En el curso de trepamiento superaba a todos los demás en el ejercicio de subir hasta el final de la copa del árbol, pero se obstinaba en hacerlo a su manera.
Al terminar el año, un aguila anormal, que podía nadar sobresalientemente, y también correr, trepar y volar un poco obtuvo el promedio superior y la medalla al mejor alumno.
...   Esta fábula famosa, escrita hace más de 20 años, echa definitivamente por tierra el currículo uniforme y prescripto y suscita dudas acerca de algunos elementos del proceso de enseñanza. Exigir a todos los niños que cursan el mismo grado, estudiando las mismas asignaturas, al mismo tiempo, con un grado idéntico de rendimiento esperado, es algo que niega las diferencias individuales realmente existentes entre los niños con la misma  eficacia con que el currículo de actividades de la fábula obligó al pato a correr y al conejo a nadar, y, por si fuera poco, a conseguirlo antes de fin de ciclo.
Las perjudiciales exigencias impuestas a los desdichados animales de la fábula no son muy diferentes de las que se imponen a muchos alumnos de nuestras escuelas, cuyas capacidades especiales e intereses se ignoran y cuyas debilidades se hacen resaltar.
En forma análoga al relato de la fábula, puede observarse en las escuelas una prevalencia de un paradigma homogeneizante que somete a los alumnos a exigencias que muchas veces determinan un fracaso escolar (fracaso social), una derivación a escuela especial. que llevan al etiquetamiento y rotulación de alumnos como DISCAPACITADOS, sin analizar otras posibles causas del rendimiento diferente, y sin considerar capacidades potenciales no contempladas dentro de un curriculum estándar, cerrado, rígido.
Sin embargo existen otras posturas que intentan dar cuenta de la diversidad y de la complejidad del mundo actual, posturas criticas y cuestionadoras que impulsan un modelo de escuela inclusiva que pueda constituirse en un espacio critico, democrático de apropiación del saber socialmente valorado. Un espacio para TODOS.
Alejándose de los paradigmas médicos, psicométricos, - que aun hoy impregnan las practicas docentes– proponen un modelo pedagógico que centra la mirada, no en la discapacidad, sino en las Necesidades Educativas Especiales, y Discapacidad por lo tanto en la oferta educativa que debe hacerse a las mismas, generalmente cristalizada mediante Adaptaciones curriculares La creatividad y el trabajo de los docentes y profesionales serían los instrumentos que permitirían responder a cada uno de los desafíos que nos presenta la diversidad.
Es por esto que se considera fundamental que los educadores se centren en esta temática. Es necesario realizar investigaciones, compartir, socializar experiencias, continuar aprendiendo. El diseño, la elaboración y puesta en practica de las adaptaciones curriculares requiere de un fundamento teórico, filosófico que las sustente y de compromisos institucionales ineludibles, suponen como precondición una gestión y organización de las instituciones escolares sumamente ágil y flexible, e implican la movilización de recursos comunitarios, y la participación y compromiso de los padres en la adopción de decisiones y acompañamiento del proceso.